Dirige orquestas profesionales desde los 21 años de edad. Ha estado al frente de la Sinfónica Simón Bolívar, la Teresa Carreño y la Sinfónica de Caracas. Aprendió de maestros como Rodolfo Saglimbeni, Alfredo Rugeles, Eduardo Marturet y Lourdes Sánchez, actual directora del programa coral del Sistema de Orquestas. Fue titular de las orquestas juveniles de San Antonio de Los Altos y de los Altos Mirandinos; y también director itinerante, lo que le permitió viajar a rincones remotos de la gran estructura diseñada por José Antonio Abreu a lo largo y ancho de la geografía nacional.
Se define como sanantoñero-calaboceño porque San Antonio de los Altos es el pueblo en que se crió, y Calabozo, Guárico, es la tierra de su papá, con la que conserva un nexo afectivo. Su destreza como chelista le resultó provechosa cuando migró en 2017 a México, donde no sólo ha sido director huésped de la Orquesta Sinfónica Nacional, sino que ha tocado con la Sinfónica de Minería. Cuando se marchó, tampoco dejó su cuatro, el instrumento que lo ha acompañado desde niño y que remarca su origen.